lunes, 18 de junio de 2012

Mujer...



Que me atraen las mujeres es algo que pocos conocen. Aún menos quienes los que lo creen cierto. No obstante pasa. No es frecuente a decir verdad, son contados sus nombres, sus apariciones, su duración.

Pero de pronto, al igual que para el género masculino, pasa con el otro. Y el deseo o curiosidad surge. Si bien con un varón puedo ser un vampiro sensual y deseable. Seductor y pasional, un semental encarnado en mi ser. Pero con una mujer no sé como actuaría.

Si es rara la que me atrae es porque veo en ellas algo maravilloso, pero al pensar en besarlas, recorrer su piel con mis dedos, la mente entra en conmosión. Realmente nunca he besado a una mujer por lo mismo. Infancia y adolescencia fue por que para muchas no era lo suficientemente atractivo, me creían netamente gay o terminabamos como amigos.

Si eso no ha pasado, es porque novia no ha habido. Y a diferencia de un varón con quien algo así sería casual, eso debía ser especial. No como mi primer beso y experiencia sexual, donde no sé que fue de dicha persona, fue fortuito aun cuando fue planeado. Que no dejo un recuerdo dulce de esbozar. Esto no debía ser así.

Al grado de pedirle a alguna amiga si me besaría, para al menos el primer real beso femenino fuera de alguien a quien quiero y que me quiere. Con eso bastaría, aún cuando la amistad llegará a disolverse, en ese momento hubo cariño. Pero no quiero conocer a alguna en un antro, fiesta o similar, debe ser especial hasta en eso. Como la última: Itzel.

De camino a mi casa después de trabajar (si, he trabajado) cansado me fui al final de la linea del metrobus, con tal de regresar sentado y poder dormir. Cargando un libro de historia del arte, más concretamente de pintores, su estilo y cuadros. Pero iba a dormir. Estaciones más tarde ella subío, la vi delicada y bella, pero dije "no te hará caso, además estas cansado, no es tiempo de ser caballeroso", no obstante al verla, con el ampuje de la gente quedo cerca mío. Y una voz salío de mis labios "¿te quieres sentar?" a lo que respondío "¿ya vas a bajar?", respondí "no, pero ¿quieres sentarte?.

Sonrio y tomo el asiento, me pidio mis cosas al menos para que no fuera cargando, al ver el libro comencé a hablar con ella, a sutiles coqueteos mutos que inclusive la gente de alrededor noto sonriendo o similares. Era tan linda, lista, agradable... llego la hora de bajar, ella antes de mi destino, no obstante la acompañe diciendo que podría también irme por ahí. Saliendo con el frio le di mi chamarra y dijo "toda mal yo, primero te quito tu lugar y ahora tu chamarra", le sonrei, dije que se la prestaba y fuimos a tomar el transporte.

Nueva plática, pero ahora ya un telefono más en la agenda, Me bajé cerca de 15 km después de mi casa, no obstante venía feliz. Cuando perdí su numero marque lentamente a cada teléfono del registro preguntando por ella para encontrarla. Cuando se lo dije, dijo "oh que lindo", pero poco a poco fue desapareciendo. Creo que no volveré a verla.

Y ahora aún cuando el deseo romántico perdura, el hombre aflora también. El deseo, el nerviosismo experimentado al tener a una amiga hermosa recostada en la cama cubierta en la parte superior solo por un brassier. No hubo lascivia, hubo nerviosismo, extásis. Hay tantas cosas que aún quedan por conocer, pero no será fortuito, si es fortuito debe ser naturalmente una coincidencia.

Hay un gran problema también, a muchos varones no les agrada salir con alguien a quien le atraen mujeres, ni mujeres con alguien que puede desear a alguien de su sexo. Así que como finalmente me interesan más los hombres, es más usual y pasional. Es lo que suele conocérseme. Aún cuando al recordar un momento en la secundaría donde una amiga al abrazarme fuertemente, las reacciones que experimento mi cuerpo al sentir sus senos contra de mi pecho.

Pero ahora, me permito decir.... :hermosa criatura de ceñida cintura, muestráme la voluptuosidad de tu seno, déjame perderme en los montes de tu torso, develar los misterios de sus ensenadas, perderme en el sabor de tus labios, acariciar tu cabello y percibir como huele, ver el cuidado con el que te alistaste para esta cita. Sujetar tus muslos con mis manos, besarte nuevamente y decirme. Nunca te imagine asi.

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