domingo, 1 de mayo de 2011
Un Cisne que no baila pero sabe volar
Tal vez debería irme a dormir ya, si eso debería hacer.
No sé qué es lo que me ha mantenido despierto, pero termine frene a la PC de nuevo, y de la nada regreso a mí el ballet.
En la tarde le daba las gracias a un amigo por recordarme lo mucho que amo la ópera, y ahora la danza vuelve a mí y me acaricia. Las abandone en cierta medida, deje de escucharlas tanto, de querer bailarlas, como matando el deseo de ejecutarlas y tal vez más tarde decirme que mi edad ya paso. Pero siempre están, no pueden quitarse los pilares del corazón y vuelven y me recuerdan, porque aunque todos me digan alguien normal, sobrevalorado por sí mismo, tonto e incapaz… yo sé que aunque no puedo cantar o bailar “como debería” siento la música, y eso me hace feliz y enorgullece.
No soy un gran bailarín, tal vez mediocre sea el término que me pondría quien me viera bailar. No obstante me hace tan feliz, me siento tan libre, con el puedo ser tan frágil como me siento sin sentirme fuera de lugar, la música me abraza y yo me dejo envolver.
La mayoría de mis presentaciones han sido solo, en mi cuarto, en la sala, frente a mi restirado, a la oscuridad de la noche, oculto al mundo. A veces eso duele, pero hoy solo pienso que así es cuando más libre puedo ser, sin la mirada de nadie, simplemente sintiendo, cayéndome, equivocándome, sin técnica perfecta ni pasos bien ejecutados, no obstante me siento tan bien cuando lo hago... libre, tranquilo, aquí Juanito puede salir.
Y se monta en sus piernas que si bien no son maravillosas (técnicamente hablando y por complexión) que sin embargo se tornan (al menos en su mente) gráciles y ligeras, y muere a cada paso, renace al siguiente, el tiempo se detiene y se queda apaciblemente a mi lado.
Al igual que en la opera me llaman más los papeles femeninos, aquellos seres traicionados por el amor, frágiles, etéreos, mágicos, sin edad, atormentados, enamorados, pasionales.... reales para mí. No son solo imaginaciones o deseos de un libretista o compositor, son seres con los que me siento identificado, a los cuales no siento como irreales sino como quienes puedo sentirme identificado.
Tal vez nunca llegue a bailar correctamente una pieza larga, mucho menos virtuosa, pero gracias a la música, al ballet, y a dejarme bailar... el patito que llego tímido a tomar clase teniendo 17 años, no gordo pero si más robusto, sin ser nada flexible, coordinado y sintiéndose torpe se puso a bailar. Y tomo clases por horas, días, meses, años, hasta 7 horas seguidas con tal de pulir esas piernas y cuerpo que la naturaleza no predispuso para bailar. Y por ese esfuerzo ahora puede verse en el espejo y ver en su cuerpo (según el mundo) chueco, corto, ancho y mal colocado... pero para él cuerpo más bonito que ha bailado en el mundo, el suyo.
Y verse en el espejo y ver que el patito ya es un cisne, que aprendió a caminar, que se esmeró en bailar, y que en el camino descubrió lo que era poder volar...
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