jueves, 23 de febrero de 2012

Desierto

Quiero encontrar el placer
del estado sobrío en donde vivo,
en donde no teniendo alma en vilo
no hay nada que me emocione.

Ni dolor que traicione,
ni alegría que me inflame,
todo se vuelve infame
y todo se vuelve hermoso.

No hay fábula que enseñe,
ni cuento que me consuele,
ni un ángel que pronto vele
el sueño cuando descanso.

Ya todo se vuelve humano,
sin el toque de mis cuentos,
ya todos yacen desechos
en las manos de mucha gente.

Y yo construyo unos nuevos
sabiendo lo que es la guerra,
de un ser que fiero se aferra,
a lo que lleva ya dentro.

Más poco de pronto siento,
más que odio, hastio y asco
de ver el humano fiasco
de lo que llaman hermoso.

No me hablen de lo que es bueno
cuando veo el daño que causan,
cuando veo como las farsas
se construyen en torno suyo.

No digas lo que es ser amigo
cuando nunca te siento junto,
no me hables del amor puro,
cuando no sabes lo que se siente.

No le llames már a la fuente,
ni a un arroyo le digas rio,
ahora que ya me miro,
me noto tan diferente.

Pero mirando siempre de frente,
cuando ya pierdo esperanza
y con hastio ni confianza
quisiera tirar ya la toalla,
veo dentro una llama
que me habla y me calienta,
es el amor que se enfrenta
al desierto del mundo
y que hablando o mudo,
me susurra poemas.

Me canta cuanto te amaba,
(lo mucho que aún lo hago)
lo mucho que yo los quiero,
el tanto que los extraño,
me cuenta historias bellas,
donde el amor triunfaba
diciendome que ganaba
porque había alguien que creía.

Me veo en un mundo vasto,
donde no tengo Parnasos,
ni compañia ni abrazos.
Pero me tengo a mi mismo,
y sólo eso necesito
asi que escribo mis rimas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario