miércoles, 31 de agosto de 2011

Frio



Si tu no me amas lo sabre.

Estaba bien, en realidad no se porque nuevamente estoy aqui escribiendo. No, si lo se. Es la mejor forma que tengo para desahogarme, mis amigos estan ocupados, siempre lo estan, mi Céfiro no aparece y necesito un abrazo. Me siento triste.

Me resguardo en mi mar interno, le pido a las aguas que me cubran, que la luna no me vea llorar. Quisiera tanto un abrazo, pero la distancia siempre ha sido una constante entre yo y las personas que quiero, que me quieren o que al menos dicen hacerlo.

A lo largo de mi vida he desarrollado un dolor y coraje particular. El desencanto de la lejania, siempre he escuchado las razones que se me dan para no tener a nadie cerca. El trabajo, la escuela, la familia, el que yo desee afecto de una manera que dicen y señalan como impropia de alguien maduro, de una u otra forma todos tienen una justificación para la distancia.

Y es así que le digo a Mi Dios Enamorado, preso en un sagrario... Dame fuerza, dame paciencia, dame amor, dame paz.... y dejame regalarte mi corazón y si lo deseas quémalo, quisiera que fuera cómo una pequeña estrella que alumbre y recuerde la importancia del amor, del contacto, de la cercania.

En un mundo lleno de opciones de contacto, la sociedad, mis amigos, mi familia... se ven tan distantes. Leo o veré en algunos casos cada que su agenda se los permita, cada que recuerden hacerme un hueco ahí, porque si, yo debo entenderlos (¿ellos me entienden?), en otros casos el contácto es solo por medio de e-mails, mensajeria instantanea: nunca ha habido tiempo para conocerlos en persona. En otros tantos una llamada cada determinados meses, en el mejor de los casos un contacto cercano cada semana.... y en muchisímos menos casos la posibilidad de verlos diario.

Todos nacemos, vivimos, crecemos y nos desarrollamos sólos. Aun rodeados de personas, aún teniendo (afortunadamente) con quien compartir nuestro espacio y tiempo. Eso lo sé, la hermana muerte me lo enseño pacientemente varias ocasiones. No obstante, la soledad por omision, descuido, negligencia... cala los huesos. El amor quiere ser amado, lei alguna vez...

Amigos mios, solo quiero un abrazo. ¡Tan pocas veces son gratuitos! casi siempre he pedirlos, solicitarlos, esperar a que miradas ajenas no vean que quiero un abrazo. En la calle guardar distancia, en la compañia esperar pacientemente. Tantas veces me han achacado egoismo al hablar, al pedir, al solicitar, al decir... ahora decidi cortarme la lengua. Perdonen por ahogarlos con el deseo de lo que siempre quise, egoista de mi parte. Ahora irónicamente me ven con extrañeza cuando los dejo hablar, cuando les pregunto de ellos. Mea culpa.

Tejo una cobija con recuerdos, con sus detalles lindos, con lo que guardo de ustedes en las profundidades del corazón, Tejo y con ello me abrigo de la frialdad de que los veo lejanos, cómo estrellas, bellos, atrayentes, lejanos, frios... Me cubro con ella, y me pido ser paciente.

Hace poco se me dijo que sufro porque me lamento de que las cosas no son cómo quisiera, como las soñe, cómo las quise. Puede que sea verdad, sólo se que tantas veces peco de utópico. En la fria noche me aferro a mi cobija, esperando que a base de luchar, de pelear, de creer, de confiar en los demás... eso podra ser más cercano.

Los veo tan poco... los perdono tan rapido, los extraño... No se como cerrar lo que escribo esta noche.

Sólo me resta decir, que esta noche tengo frio.

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