jueves, 25 de agosto de 2011

Extinguir



Quien me ha leído a lo largo del tiempo sabe muchas cosas de mis deseos. Tanto tiempo anhelando, soñando, esperando... me volví sal contemplando la orilla del mar esperando que él amor viniera.

Me imagine cubierto de abrazos, de cálidos besos, siempre susurrándome "te quiero", o no diciendo nada pero oprimiéndome al pecho. Me vi a mi mismo paseando bajo árboles, brincando sobre hojas, contemplando un lago. Me imagine en medio de la tormenta, cubriendo con mi cuerpo el cuerpo del amado, protegiendo del frio con el calor de mi corazón...

Ser sin rostro te cree en mi mente, como un alter ego, como un otro yo. Si yo existo y puedo ser todo eso, es posible que alguien más exista así y encontrarlo, me dije. Soy real, aun cuando en alguna ocasión al leerme, conocerme y verme un amigo exclamo "nadie puede querer así, tú no eres real" lo soy, por ello no creo cuando me dicen que los cuentos, los príncipes, las novelas, el romanticismo no es factible, posible o humanamente alcanzable, porque yo puedo.

En mi camino no obstante, yo nunca me he topado con otro. Y ahora, por amor a Roberto, creo que lo mejor es que extinga la llama o al menos la baje enormemente. Él dice que quiere que sea yo, pero en verdad no puedo ser yo con él. Si así fuera terminaría asfixiándolo, saturándolo, o colmándolo de cosas que él considera innecesarias. Él no quería un príncipe y es lo que encontró.

Y ¿por qué no ser yo simplemente? porque de serlo dejaría de quererlo rápidamente. Sería darle, ser con él todo lo que quisiera ser, regalarme, darle muestras... y al ver, no que no es reciproco (cada quien da lo que quiere y puede dar) sino qué, le son prescindibles, invalorables, innecesarias y hasta empalagosas tal vez... el corazón herido se replegaría sobre sí y de un fuerte soplo apagaría la vela de amor.

Sé que él dice y con justa razón, que varias veces le digo que no es lo que yo anhelo, lo que quisiera, lo que busco. Es verdad, él no se parece en nada. Se lo digo por compartirlo, por decirle que tengo miedo, sabía qué hacer en caso de sismo, de incendio, de tsunami.... nunca me imaginé viviendo con el viento del norte. Lo digo porque quiero que sepa mis miedos, mis temores... el que para apagar la llama, cerrar el pecho, dejar de querer cariño, atención, abrazos, afecto físico, atenciones, detalles... quiero saber que está ahí y no me abandonará y haré la inmolación para después ver que por quien la hice me ha abandonado.

No sé qué esperar, que pensar o hacer. Una voz en mi cabeza me dice que me vaya, que lo abandone, que busque a alguien calificado emocional y empáticamente para hacerme replica, otra que no abandone mi naturaleza, que está bien que el agua pueda ser hielo, pero que si he luchado tanto por arder no me apague. Otra más que su cariño es sincero aunque mucho más tibio, que no puedo pedirle algo que no dará... otra (que duele) que no le pida nada porque él me dirá que al no poder dármelo y estar incómodo yo me vaya (para él es ilógico, patético y enfermo seguir a alguien que está queriendo irse de tu lado... no entiende muchas cosas que el corazón puede sentir) otra más que no es un sacrificio, que sería más fácil para mi vivir en este mundo siendo más tibio, menos especial.... otras tantas gritan dentro de mi cabeza... y quiero saber que él está conmigo al menos, aunque no me abrace.

Asesino a mis hijos, a mis sueños, a mis anhelos, dejo llano el terreno que otrora fue mi Parnaso para que el viento pueda correr por él sin que lastime a ninguna flor, donde no seque el agua, donde no agite los árboles... un terreno llano donde se sienta cómodo de estar y tal vez así, al conocerlo más yo y sentirse más cómodo él me muestra que el fatal Bóreas puede ser un dulce y cálido céfiro.

Me extingo, clausuro mi corazón, bajo mi llama de vestal a un fuego azul... El mar se repliega, me duele, ¿amor mío no lo ves, no ves que si no te quisiera no lo haría? solo que ando guardando pedazos, planos y registro.... por si algún día debo reconstruir y también porque aunque sé que te parecen inútiles, yo guardo los pedazos del pasado como recuerdos invalorables que hay que atesorar.

Un príncipe existe, pero debe abandonar corcel, dragón, poemas, caricias, besos, abrazos, susurros... el mar debe adquirir el frio e intelectual destello de la racionalidad.

Corazón mío, cisnes, flores, ser sin rostro.... los protegeré de todo. Pero sino vemos si esto es posible, no sabremos si era lo correcto.

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