Rojo

Corte rosas rojas y camine directo hacia ti, pero me dio miedo hablarte y las escondí en mi boca. Sentí en mi lengua su rojo sabor clamando justicia por haber sido muertos con el fin de declarar amor, no para para tener fin tal. Y al abrir la boca exhalando un suspiro desasosegado salieron de ella rayos rojos que se posaron alrededor de ti.

Tejieron a tu alrededor una red de araña de carmín brillo, comenzaron a bailar; ciñeron tu cuerpo y te acercaron a donde estaba yo. Cantaban diciéndome "no te alejes, no pierdas esta oportunidad" mientras a ti te susurraban "tiene algo que decirte, ve con él"

La efervescencia en mi boca continuaba, se extendió a mi pecho y mi nívea ropa comenzó a teñirse, adquirió el rojo de la pasión, mis antes cobardes piernas se dirigieron hacia ti, que simplemente me mirabas observando el espectáculo.

Girando hacia ti avanzaba, mis labios sellaron la salida de las luces, la red de tu prisión se reventó y cayeron a tu lado miles de fragmentos que brillaban, una galaxia caía en polvo junto a nosotros, vi tus ojos y quise morir. El rojo de mi ropa se tradujo en el palpitar de mi pecho. Te seguí y corteje con la mirada, simplemente sonreías.

La rosa de mis labios ya no clamaba justicia, ahora movía mi lengua para articular las palabras más dulces a tu oído, te susurré lo que Octavio le dijo a Cleopatra, lo que Dalila a Sansón, y te dejaste caer contra mi pecho y sentí tu palpitar. Y el rojo subió.

Vamos a mi casa, te mostrare mi hogar, encenderemos las llamas, sembraremos rosas de fuego y múltiples rayos carmín surgirán de nuestros labios. El mundo me pierde pero tú me ganas, cada que te veo y mi pecho arde, cada que quiero tejer una red y traerte a mí. Lo hacemos diariamente, pero diario me encanta re-enamorarme de ti. Quédate conmigo, no me pierdas, no quiero perderte.

Vamos ven y quédate conmigo.

Dormiré eternamente con tal de verte siempre, que contigo el rojo de mi pecho baña mi piel.... y me gusta.