
En paz, tranquilo... y a la par tan desconocido para mí.
Todo marcha en orden, la escuela va bien, los maestros y coordinadores apoyan mi proyecto y las materias avanzan bien, inclusive ayer preparé excelentemente mi presentación sobre la semiótica de Peirce desde el antecedente griego, por fin comprendí muchas cosas, me sentía inmensante feliz. Hoy al exponer, al terminar la clase el profesor me alcanzo, pregunto mi nombre, me felicito y alento.
En mi casa todo marcha mejor, en cuanto a salud todo esta en orden, tengo un trabajo por encargo, todo parece estar bien. Pero un desasosiego me invade cuando menos lo espero, el recuerdo de Boreas.
El recuerdo de su boda, el recuerdo y acto de mi estupidez que de pronto me descubre extrañandolo y esperando que regrese, el querer verlo, hablarle, sentirlo, besarlo; aún después de todo lo que ha hecho y he hecho. El saber y presentir que no es bueno para mi ni tenerlo ni que vuelva, el quererlo sin ya saber porqué ni tener motivos válidos para ello.
Me venció el cansancio de haber sólamente dormido 3 horas para preparar mi exposición. Me probaría frente a lingüistias (y gane)... estaba exhausto, pero nuevamente hoy al tomar mis libros, al empezar... el recuerdo, la añoranza; cerré el libro y me fui a recostar, sin poder dormir, solo sintiendo y tratando de controlar.
Luego la conversación con Ricardo, tan dulce, tan tierno, tan amante desde que se despidió de mí nuevamente después de llamarme especial. El cancelamiento de un último encuentro dada mi inestabilidad emocional y el perenne fantasma de "quien se fue", se cancelo, lloré, me sentí culpable nuevamente de otra partida... Por favor, no te vayas tú también, no así... lo siento.
Lo siento... algo que he dicho por tanto tiempo, aún cuando sé que no es así, sintiendo que todo es mi culpa. Por insistir, por esperar, por no aguardar, por querer, por ahogar, por asfixiar, por presionar, por anhelar, por no dar espacio, por no entender, por no comprender, por no ser más paciente, por tanto, por todo: Lo siento, perenne exclamación que ya no tiene, cabida, sentido y no tendra fruto.
Y aún sabiendo de que no debería disculparme, que no es mi culpa y así, es que no puedo, quiza ni yo misma pueda perdonarme y por eso necesite esa absolución ajena a mí. Pero no parece llegar, no parecen volver, nadie se queda.
Me gusta como soy, aún sabiendo cómo es ello. Mi humor, mi sentir, mi mente etcetera. Pero sólo cuando estoy solo. Cuando debo relacionarme con los demás parece que eso siempre le da al traste a todo. Tal vez debería dejar de ser así, pero la verdad es que aún con todo lo disfruto. Me permite crear, sentir, expresar, tener, vivir. Ser un artista.
Lo siento... por todo. Pero la verdad es que no me arrepiento de nada.
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