martes, 6 de marzo de 2012

Jardinero

Una vez yo tuve un sueño, me vi en un mundo de luz soñando y viviendo.

Convertí mis manos en un arado, abri la tierra y la aflojé, la dejé lista para ser sembrada. Aboné y hutrí la tierra con mi aliento, mis sueños, mis esperanzas, mis cuentos, mo amor. Sembre flores en ellas y comence a observar.

Brotarón nomeolvides de amigos, orquideas de pasiones, rosas de amor, azucenas de cariños, pasionarias de entrega.... Cultivé y cuidé tanto como pude de mi jardín irradiando de mi corazón y ojos su luz. Pero el día y ya noche llegaban, y mis flores comenzaban a languidecer.

Algunas regresaban en la nueva aurora, otras permanecian inertes y no regresaban. Mi jardñin iba cambiando, tuvo ortigas, hiedras y maleza. Pero sin importar si causaba daño arranque las plagas y cuide mi jardín.

Cuando desperté mi jardín estaba conmigo, pero la realidad del día, de la vida mato muchas flores, varias se fuerón, nuevas llegarón pero lo más doloroso.... orquidea y rosa mutarón.

La orquidea torno en veneno su perfume, sus exoticas formas se torcierón en arabescos fatales, ahora las caricias de sus hojas irrita y duele, su perfume atrayente se vuelve en vacio y dolor después, su nectar que copioso bebía hiere la lengua y quema la garganta. El placer se volvio tormento. Oh nene, desde que llegaste.

Mis rosas me regalarón con su nueva brotación rosas llenas de espinas, que al tocarlas me hacían sangrar, mis lágrimas las regarón pero la rosa no respondía, mi amor no crecía, mi amor no dio buenas flores.

Cuando la camelias nacierón, mis flores de amor no tuvieron destinatario. Y angustiadas vierón a su jardinero sentado en la tierra que ya no era fértil. Sin sueños, ilusiones, amor el sol de su pecho ya no daba la suficiente luz. Con aire malevo el jardín se llenaba, no habia música, ni trinos, ni silfides cantando... el viento se fue. La lluvia no lavaba ese terreno.

Vierón el cansancio y desilusión del jardinero, sin azucenas, rosas, orquideas que le dieran su perfume para darle un soplo más de vida. Solo flores lejanas, frias, traidoras, duras, orgullosas que no veían que el jardinero moría esperando un soplo fresco de ellas.

Pero el jardinero no se movia, quería, confiaba que el cielo aún llamandolo terco, sin el consuelo de nadie en la tierra, sin la ayuda o apoyo... esperaba, queria confiar que una lluvia de amor volveria, que las flores abririan sus corolas como antes... queria creer que todo lo que sembro no era falso.

Que el amor reverdece, que todo vuelve a crecer donde hubo semilla sin importar tamaño, y aguarda y aguarda, sin comer, sin beber.... esperando un milagro.

Jardínero no riegues esas flores, aun cuando diste tu amor por ellas, cuando lo sigues dando. Descansa y cobra brío, aunque realmente no sé como decirte que lo hagas.

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