lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Por qué me ocultas tu rostro?



¿Dios mio, por que me ocultas tu rostro?

Hace unos momentos clamaba así, me veía a mi mismo ante un infinito oscuro, desconocido e inalcanzable frente al cual no soy nada, ni nada puedo hacer, no obstante, no me aterre, mire hacia dentro y busque la razón para muchas cosas.

Continuo leyendo sobre Sor Juana Ines de la Cruz, y al leerla a más de uno le he dicho las similitues que encuentro entre la monja jerónima y yo mismo. No me detendré ahora a enumerarlas, eso requiere un analísis más detallado y cuidadoso. El detonante fue en realidad el llegar al proceso mediante el cual ella abandono las letras.

Me topo de pronto con el analisis de sus confesores, de los arzobispos de México y Puebla que se plantean en palabras de Octavio Paz. Y a mi mente vienen la mente de una iglesia, maquiavélica, política, social y demás adjetivos que cualquiera que me lea puede y quiera ponerme, no solo a la referente al siglo XVII sino a la actualidad. Llegando hacía mi un sentimiento vago e incómodo de ver.

Veo mis miedos, angustias y devenires en las posibles ideas de Sor Juana y transcribo "en el fondo las autoacusaciones de los melancólicos no son sino una treta para buscar lo que les falta: un amante, un padre un protector" y veo al Juan José que constantemente se autoacusa de ser el mismo, en diversas facetas. Buscando ciertamente en esa acusación una voz justiciera que le regrese la dignidad y fuerza. En este caso, ante el vacio la voz no aparecio.

Decidi no ceder a la desesperación lastimera del dolor, encaré la inmensidad con el temor y veneración que me fue posible. Y empece a viajar dentro de mi alma.

Es dificil creer y seguir profesando en una Iglesia que ha comentido tantos y tan gravez errores a lo largo de la historia, que actualmente y por boca de conocidos cercanos cuenta malas acciones de quienes deberían ser pastores y ejemplos a seguir. Laceran mi alma, me es de pronto tan díficil creer en ella cómo me lo es creer y confiar en el ser humano. No obstante son esos destellos, esas muestras ce lucides, de paz, de amor, de verdadero amor y conocimiento que tengo mucho más cerca los que me hacen seguir y tratar enmendar los errores de quienes manchan el camino.

En ese meditar me topo de pronto señalado y juzgado por la iglesia y ministros y miembros que aun defendiendola me atacan, me juzgan, condenan y anatemizan. Y ante eso sólo puedo responder "quiero y se me pide amar y perdonar" y avanzo caminando. Ghandí dijo que si aprendia algo de otra religión lo tomará para ser mejor en la que ya profesara.

Al venir eso viene a mi mente el "que deberia profesar?" tantos me han dicho que no entienden cómo sigo aun inmerso en la idea del cristianismo, o más aun del catolicismo. Alguien hace no mucho me dijo cuando le respondí "no se abandona a un enfermo" la pregunta "¿y cómo sabes que estas bien?" no lo se, tal vez no lo sepa nunca, solo se que me mueve el amor y el querer mejorar y hacer y dejar un mundo mejor.

Desfilan ante mi doctrinas, religiosas y filosóficas. Cristianismo, islamismo, zoroastrizmo, masdeismo, hinduismo, animismo, panteismo, panenteismo, bodismo, tao ismo, confucionismo, wicca, neo paganismo, religiores milenarias, protestantismo... todas ellas con luces de verdad, todas ellas cosas que no comparto, todas ellas atrayentes...

Y vuelvo sobre de mi y me pregunto porque la "religion del amor" y sus adeptos los cristianos son los que menos parecieran amar. Buscando convertir en lugar de amar, buscando regresar a "la verdadera fe" en lugar de amar, buscando tanto y tantas veces en lugar de amar. Y el corazón se me llena de furía pero también me dice, ten paz y ama.

Y al verme frente al vacio mi pecho se calma. He aprendido tanto, no solo de las religiones (que deberían ser eso, religaduras con la escenciua divina) sino tambien de filosofiá y similares. Y me digo "tal vez sabría más si leyera más lógica y menos poesia, mas filósofia y menos teologia, más sobre ciencias que sobre colores y el cuidado de plantas y animales, tal vez todo lo contrario, finalmente ese abanico hace de mi el Juan José que soy, ese tejido persa donde nada parece tener lógica ni sentido pero que hace una pieza singular y maravillosa"

No caere en la desesperacion ni en el fácil y gratuito grito al cielo pidiendote que me muestres tu rostro, no puedo perder tu rostro porque no lo conozco, No puedo perderlo porque siempre esta conmigo, No puedo perderlo porque al ser yo tu trasunto no me abandonarias, o porque no siendolo seguiria buscandolo, o sin conocerlo no me doleria no verlo. Son tantas cosas que me dicen al mismo tiempo "desesperate" me gritan "calma"

Los demonios que atormentan al muribundo son los de la desesperacion, a todos ellos los hago retroceder. Mi mirada los mantendra lejos porque en ella quiero que brille la fe. No se en que muchas veces, no sabria definirla otras tantas, no quiero justificarla o defenderla. Dejenme vivirla y amarla. No caere en la mortidicación seudo-beata de la laceración y dejación, no caere en la intelectualización de mis acciones y del todo que me rodea, ni en el fácil vivir al día y sentir todo, acrisolo y mezclo todo lo que sé y siento, y veré que resultado me lleva. Pero no cedere a la desesperación.

Sólo tengo una vida para brillar, en santidad, en conocimiento, en trascendencia, en fama, en humildad en lo que fuere. No la desperdiciaré en el lacerante desasogiego de buscar un camino, solo caminaré. Dios mio (¿Diosa Mia?, ¿dios asexual o conteniente de los sexos?) no busco definirte porque definirte y darte un nombre es encerrarte en la palabra. Solo busco sentirte, vivirte y en medida de lo humanamente posible alcanzarte e imitarte. Brillaré.

Dejaré de culparme, dejaré de gloriarme. Viviré mis días, con este temor sagrado que me acaricia el pecho al redactar. Tachenme de hereje, inconstante, aporcrifo, heterodoxo, tibio, inestable... la misma doctrina que sigo me dice que al final solo seré juzgado por el amor, así que amaré. Me ciño al amor que lo sublima todo y a él le entrego mi vida.

Me pide fe para creer en el caido, en el errado, en el equivocado, para por esperanza, fe y caridad regresar las cosas en el caso de su perdida o descubrirlas en caso de su busqueda. Tal vez despues pueda darle más forma y coherencia a mis palabras, ahora solo queria sacarlas.

Dios mio, porque me ocultas tu rostro, porque no viendolo lo buscaré.

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