lunes, 8 de marzo de 2010

Sentencia de un corazón


Encontrandome yo contemplando el vago reflejo que me proporcionaba el espejo rayado y sucio de mi habitación, alumbrado solamente por la agonizante flama de una vela (en una de esas noches en donde los pensamientos parecieran turnarse para sacar su lado más acido y verterlo sobre del corazón) me vi subitamente fuera de mi cuerpo.

Flotando junto a mi se encontraba un ser que sin ser nitido del todo, tenia la forma de un ave de plumaje blanco, no obstante, lo que podria llamar sus ojos, tenian una mirada humana que me hubiera dejado absorto de no ser por que su voz calida me regreso al tiempo. Lo único que expreso fue: Sigueme.

Me sujeto del brazo y comenzamos a recorrer un largo pasillo, creado por un humo que despedia una inquietante oscuridad... no decia nada, pero parecia envolverme en una tibia atmosfera a
mi alrededor.

Finalmente llegamos a una enorme sala conformada por una enmarañada red cristalina, aunque tratando de verla más detenidamente pareciera que dichos cristales despedian en sus aristas un brillo metalico y lacerante. Suspendida en medio de ella pendia una enorme araña de velas de apariencia vidriosa, de las cuales una oscilante luz se despedia cambiando de tono el ambiente del lugar.

"Observa y aprende, pero no hables". Mi acompañante me dio la espalda y cubriendome con su cuerpo profirio un sonido al cual no alcanzo a describir, de una belleza y melancolia conjugada dificil de imaginar. Hecho esto la habitación se ilumino, mostrando a una serie de personajes sentados en torno a un trono, sobre el cual se izaba un corazón dorado, y que pese a su belleza mostraba numerosas marcas, cicatrices, y una serie de lo que parecian huecos de trozos faltantes y de espinas clavadas en él, ironicamente aquello le conferia un aspecto aun más atrayente.

Prescidiendo la aparente ceremonia se encontraba lo que primero vi como un niño, pero el tono pausado de su voz le conferia una edad no de años sino de eras, mostraba en su rostro ese cansancio de la juventud que ha vivido muy aprisa y que es más triste que la vejez. Sus ojos profundos se encontraban enmarcados por unas pestañas humedas, todo su delicado cuerpo parecia esculpido en marmol, pero su piel aparentaba una terzura aduraznada.

-Nos hemos reunido -dijo el niño- para juzgar y dar sentencia a este corazón, motivo de gloria y angustia, tesoro de la tierra lanzado al barro, admirado y temido, sobre la cual se decidira el camino que debamos seguir; ¿quien expondra su punto primero?

Pasados unos instantes de silencio se puso en pie una figura famélica de piel de un lustroso tono azul... portaba bajo su brazo derecho un arpa, y se encontraba apoyada en lo que parecia una canasta tejida con espinas, las cuales aparentaban tener vida propia y quererse extender. Miro de manera cansina a su alrededor y comenzo a hablar.

-Yo que he sido victima y verdugo pido la palabra, me llaman tristeza, dolor, melancolia y muchos otros nombres más o menos acertados. Con mis manos he acariado al corazón que ahora se juzga, lo he oprimido contra de mi pecho y se me ha tachado de cruel por ello, no obstante he sido la única compañia constante del mismo; yo y mi hermana la soledad aqui presente (señalando a una frágil mujer escondida en un rincon de la sala) hemos estado con él gran parte del tiempo, lo conocemos bien y aunque su brillo nos es molesto hemos sabido apagarlo para hacerlo tolerable, pedimos para nosotros la custodia del mismo, ya que creemos ser la única compañia sincera y perenne que ha estado con él, tambien porque cuando ha estado bajo nuestra tutela el único daño ha sido causado por nosotros mismos, que aunque pareciera cruel y duro, lo hemos hecho por querer ser aun más parte de él, lo hemos hecho por amor y porque es más dulce perecer en un abrazo tal vez asfixiante que viene de quienes lo amamos, que de brazos y manos de seres extraños.

La sala enmudecio, aun cuando muchos de los presentes mostraron caras de horror ante la posibilidad de dejar en manos de aquellas viudas negras, otros tantos mostraron su indiferencia o placer en lo mismo. En cuanto los animos parecieron calmarse se levanto de un divan rojo un ser de apariencia andrógina, su ensortijado cabello negro caia hasta los hombros escondiendo y no, unos hipnotizantes ojos verdes de pupila serpentina, su cuerpo emanaba calor y parecia bañado en un sudor de indole lasciva que cubria lo bronceado de sus formas.

-Entretenido e interesante tu punto de vista compañero, y muy loable la labor tuya y de tu hermana -mientras hablaba esbozaba una sonrisa burlona que inmediatamente se convirtio en una expresion escrutante - pero, si hablamos de compañia y lo que hemos causado, cuando ese corazón estuvo regido por mi fue uno de los momentos más calmos de todos. No habia que pensar, ni lastimar, ni nada, solo dejarnos llevar... conmigo conocio pasiones, sensaciones y sabores que por ningun otro le hubieran llegado, ardio y se exalto, fue consumido por su propio fuego y todo iba bien hasta que algunos de ustedes lo sacaron de ese estado de extasis sensorial. Pido para mi la custodia, porque si bien es cierto que ocasione quemaduras y afecte la influencia de muchos de ustedes, estando junto a mi, fue dichoso, aunque ahora por lo que le han puesto para alejarlo, me cueste conseguir que se deje llevar nuevamente, pido para mi su control... para que sea llevado en un estado donde el dolor no se perciba porque sus sentidos estaran concentrados en otra cosa, para que tenga una paz placentera.

Termino de hablar y volvio a reclinarse lentamente sobre su divan rojo, sin prestar atencion a los gritos de desaprovación que inundaron la galera...hasta ahora yo no veia destino alentador para el juzgado, las posibilidades hasta ahora propuestas lo ponian en el morir a manos de quien lo ama o no sentir por embotar los sentidos. Mi acompañante me tranquilizo con un roce de sus plumas y continuamos observando.

Los siguientes en ponerse en pie, fue un grupo de diminutos seres alados que me recordaron a las hadas con las que se consuela a los niños en noches oscuras como en la que yo me encontraba; sus cuerpos de complexion atletica y bellas formas emanaban una luz diáfana... hablaron entre ellos en lo que parecio el vuelo de cientos de insectos, pero al tomar la palabra uno de ellos, dicho sonido se únifico en una sola y contundente voz.

-Hemos oido a nuestros predecesores con los dientes y puños apretados, no tenemos la fuerza de la edad que ellos, hemos nacido posteriormente o madurado y crecido a un ritmo más lento debido en gran medida a su causa, hemos visto con espanto y soportado de manera estoica lo que ha pasado, ahora exigimos ante los presentes que el cuidado del reo sea dado a nosotros. Es cierto que somos más jovenes, pequeños y menos imponentes, pero trabajos codo a codo, hemos formado una unidad que se apoya y que trabajando juntos hemos crecido y ayudado a que este corazón resplandezca. Es bien cierto que bajo nuestra tutela se ha estremecido, pero no por accion directa nuestra, el purgarlo de los venenos y liberarle los ojos no ha sido grato para nadie, pero aunque tortuoso el resultado habla por si solo. No hemos limitado a ninguno de los demas que han hablado o estan por hacerlo, simplemente no hemos permitido que su influencia vaya a cotas no saludables. Aun somos pequeños, pero sabemos que con nosotros él crecera.

Una ola de agitacion inundo las tribunas, entre los que se sintieron ofendidos ante tales acusaciones como por parte de quienes apoyaban a estos seres diminutos pero de una seguridad casi petrea. El niño-anciano levanto la mano y el recinto volvio a guadar silencio, recorrio con su mirada taciturna a los presentes, posandose en uno de ellos y concediendole la palabra.

Se irguio un hombre de aspecto recio, sus duras facciones lo hacian parecer imperturbable. Sobre sus marcados pomulos una mirada calcitrante era lanzada con odio y reto hacia quiense se posaba. Una vez el silencio fue total, su ronca voz se dejo escuchar.

-Hasta ahora solo he escuchado quejas y lloriqueos de quienes no han sabido mantener la paz y calma más alla de momentos, por años he permanecido amordazado por ustedes, esperando pacientemente cobrar la suficiente fuerza para ahora hacerlos callar. Exijo justicia; no pretendo tener miramientos ante cualquier ofensa o daño, se pelean entre ustedes sin considerar que muchos de los daños acaecidos provienen del exterior, a ellos la mano de hierro, que nadie lastime o dañe sin obtener castigo, no permitir ser la victima, antes tomar las armas y destruir antes de que puedan infringir daño alguno. Desearia poder ahora convertir ese brillo dorado en uno de toques acerinos... tal vez menos bello y feliz, pero al menos más seguro.

Los presentes se mostraron como ausentes cuando el termino de hablar, como temiendo atraer hacia ellos sus igneos ojos. Yo no apartaba los ojos de aquel sol lacerado suspendido en el aire, atento a las acciones de aque juicio, en donde no veia claro ganador. ¿Que sería de ese astro? ¿porque estaba en este especie de aquelarre? ¿por que parecia que tenia que haber sufrido y pasado por tanto para que hasta ahora se pusiera sobre la mesa la necesidad de un custodio?

Me saco de mis cabilaciones un sonido estruendoso, las paredes del recinto retumbaron. Los presentes pareciendo conocer la identidad de lo que ocurria se agazaparon en sus lugares, algunos más trataron de huir.... solo el niño-anciano levanto la mirada la cual se mostro ahora segura y de una solemnidad y poder que no correspondian a su frágil cuerpo.

Por la puerta que se encontraba frente a mi aparecio una gran dama... ataviada de negro, negros sus cabellos y ojos, las perlas de su cuello parecian robar la luz más que reflejarla, sus largos miembros parecian hechos de humo y sus vestidos de niebla, las emperatrices de la tierra parecerian muñecas junto de ella... mi corazon salia del terror y fascinacion que se imponia, pero mi acompañante se acerco aun más a mi y me hizo sentir seguro.

-Disculpen la tardanza y la manera de entrar -dijo la dama en un tono más bien de decir lo correcto que de sentirlo-ahora es mi turno de hablar. Sin estar aqui eh sabido que es lo que dicen, estoy en todo y en nada, la reina de la noche, la seductora, la que los posee a todos dentro de mi. No obstante ustedes parecieran rehusarse a dejarse entrar a este palacio de onix que es mi seno.

Su mirada vacia y altiva recorria a cada uno, ni siquiera los más fuertes la resistian más alla de unos segundos, yo pedia que no posara sus ojos sobre de mi.

-No le veo motivo a sus decisiones si bien saben que lo más factible es que yo sea quien lo posea al final de la velada... yo La Diva oscura, la que ha impuesto respeto, la que hizo palidecer a las meretrices de Alejandria, quien sedujo reyes y derrumbo imperios, quien ha dado paz a este turbado pedazo de sol.

Hizo un ademan de querer alcanzar al sol con su mano... pero la escrutante mirada del anciano la obligo a retroceder, no pense jamas llegar a ver que ese ser retrocediera ante algo.

-Todos ustedes son las partes, yo soy un todo que reino y puede reinar de nuevo, si nadie quiere a ese sol ocultemoslo, si los ciega su brillo tapeloslo, sino pueden con el caudal de luz y amor pongamos una presa... matemos al sol, y las estrellas no se quejaran de su brillo y lo aceptaran. Y una vez lo acepten asesinemoslas porque aunque oculto nuestro sol puede consumirlas. No somos simples astros, somos un lucero... siendo mortal haremos de este corazón un pedazo de cielo que doblegara la cerviz de los reyes y ciudadanos del mundo... si lo dejan a mi cuidado.

Sus palabras como narcoticos seducian a sus oyentes, aun cuando muchos, en especial los pequeños seres alados, parecian luchar para no escucharla. En medio de eso su brazo nuevamente se estiro para tocar al sol... ni siquiera el anciano parecia impedirselo ahora.

Mi tribulado corazón palpitaba rapidamente, ¿por que estaba yo contemplando esto? porque no me era mejor mostrada la destruccion de Gomorra, la caida de Persepolis o Babilonia, el incencio de Roma... porque no se me mostraba la destrucción del universo en lugar de este juicio. Preso de pavor veia a esa ahora esqueletica mano (que me seducia tanto el terror que evocaba) estar por arrancar a ese trozo de luz.

De pronto un sonido irrumpio ... el mismo sonido que dio a inicio a esto sonaba ahora... levantandose, mi acompañante volaba hacia la dama de negro, la cual ante su prescencia se replego. Al irse acercando, su otrora forma aviar dio como resultado a la de un joven de nivea tez.. sus ojos brillaban con esperanza y serenidad, emanaba amor, aun cuando era parecia ser muy débil te hacia querer respetarlo.

-Mi dulce yo, alejate de este astro que no te corresponde. Has sido tu quien ha causado desgracias y fortunas. Con nuestras manos dominaste sin mirar que mientras lo hacias tu misma cavabas tu tumba, a la cual gustosa ibas engalanada cual novia. En tu ensordecedor canto callabas los llantos, con tus frias manos calentabas pasiones, con tu odio dañaste y te dañabas disfrutandolo y regocijandote... Ellos no son parte nuestra, sino que nosotros somos el resultado de ellos.. tu rodilla se inclinara ante este corazón al cual podras acercarte pero que mientras yo tenga fuerza no tocaras. Tu y yo somos uno, la caras de la moneda, y a la par que reinaste ahora lo haré yo si se acepta eso, en donde no subordino a nadie, sino que los hago parte de mi.

Si la voz de sirena antes habia confundido, ahora la voz de ese ser convencio aceptando todos con menor o mayor agrado , la dama de negro humillada doblo la rodilla... los seres del proscenio volaron hacia el pecho de mi acompañante, una vez entrados todos... abrazo al sol y se fundio con él... solo oi un "no olvides nada"

Abri los ojos rodeado de gente, senti un golpe en el pecho como una gran explosión, voltee confundido y vi mi pecho desnudo conmigo dentro de una ambulancia... Nadie explico que paso, ni quien llamo a los paramedicos... de igual forma que nadie supo explicar salvo yo el origen de esa quemadura en forma de sol, que ahora ostento en mi pecho.

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