jueves, 8 de octubre de 2015

Me acostumbre a extrañarte

 Maxim Vengerov - Meditación de Thaïs

Me he acostumbrado a vivir queriendote. Queriendote a pesar de que el sentimiento no es mutuo o fue olvidado hace tiempo ya, quiza, en mi corazón las raices son más profundas, pero te quiero sin extrañarte. Como se quieren las cosas que fueron motivo de dicha, y en ellas se que yo amé. Te quiero no porque espere un reencuentro, sino porque en mi pecho aún florecen rosas del rosal de oquella ocasión

Un sentir vivido, torrido y plácido, que me hace por momentos; cerrar los ojos e imaginarme recostado en aquel pecho, sintiendo las facciones del rostro, dando un beso no poético sino natural, donde saboreaba el jugar con los labios que me invitaban a hacerlo, y siento los razos, siento el aire... y lloro mientras sonrio.

Y sigo adelante, sabiendo que cuando el corazón se abra lo hará como si no conociera el dolor, pero sabiendo que en su jardín aún hay rosas de otro jardinero, que no viendo motivo de matarlas, las deja crecer salvajes y silvestres. Pero de quien cultive sus rosas en mi pecho, sepa y tenga entendido, que si se riegan con besos, crecen y se vuelven trepadoras.

Siendo así mis rosas llenan cada rincon, cada aliento y hálito... y su perfume de amor se exhala por mis ojos, mi boca, mi todo.. Así que, siendo el rosal más cuidado y hermoso del jardín, espero sea capaz de dejar crecer a los rosales, que ablandaron el suelo duro y fértil de mi corazón.

Te quiero sin extrañarte, y sin extrañarte te quiero, no por poeta, sino por verdad. Te quiero sin extrañarte porque se entiende la ausencia, la distancia y el silencio y no duele la ausencia aunque se añore, sino que, ese cariño no me ata ni a espera ni deseo. Solo quiero. Sin extrañarte te quiero, porque ya no siendo tangible en la realidad, ahora puedes ser un sueño, un recuerdo, ya nada grabada en el todo. Los silencios que ahora escriben cual espacios y tabulaciones un inalterable silencio de desafan. Sin pensarte, sin recordarte, haciando tantas cosas en las que no curzas en mi mente, en las que no recuerdo, ni pareces siquiera un recuerdo... en esos momentos aún te quiero, porque un corazon amante no sabe dejar de amar. Pero ya no depende del objeto de deseo, ni de la gratitud, pero no por aferro.. simplemente quiere porque sabe querer. Aunque eso haga que ese rosal tenga más espinas.

Me he acostumbrado a extrañarte... y sonrio al recordar cuan vivo estoy y estuve.

Y sere otro idiota, que no entiende aquel "ni todo el amor" que dando más se ama, y si se aprende a volar y dejar libre, se ama mucho más. No porque no duela, sino porque ya es mas pleno de conciencia.

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