Hubo una vez un tiempo, en el cual aprendí a beber mis lágrimas. De su sabor encontre la fragilidad de la condición humana, lo efímero de las cosas y la importancía de un momento. Hubo una vez en que amé hasta calcinarme.
En otra ocasión me alimente de sueños. De suave y traslucido sabor, algodones de azucar de diverso color. Al contacto con mis labios se deshacian en ellos, aún no sé si realmente tenían un sabor o era yo el que se los daba. La dieta es buena, pero sólo acompañada de una dosis y adecuada cantidad de Realidad, de lo contrario... el sabor de ambas es traicionero.
Claro que también probe las sonrisas. El placer, la alegría, el gozo y la dicha.... pero es en estos momentos en los que este cangrejo se repliega en un mundo pequeño, sin grandes aspiraciones (al menos a los ojos del mundo y la sociedad actual) de pronto quisiera poder volver a ser aquel loco, pero en este estado... mejor me abandono y sólo disfruto, hasta que cumpla su ciclo. Vivo mi primavera, tengo sus brazos, mi corazón late apaciblemente contra su pecho. Me siento seguro y feliz. No son esas llamas abrasadoras de otros tiempos, es un suave hogar que me invita a recostarme junto de él.
Hay días como hoy que recuerdo que estoy olvidando cosas. Mi mente suele hacer eso, avisarme cuando un recuerdo, una persona, un hecho se empieza a difuminar... y cual restaurador de arte cubro mis dedos de recuerdos y vuelvo a vivir.... sólo sé que los quiero, a todos quienes guarda mi corazón.
Me he alimentado de maná, de lo que mi ser destilaba y generaba. Probe la sangre y carne del Cisne entregado al fuego de la destrucción, me nutrí de mi mismo, de lo que el cielo dejaba caer junto al árido camino, y como una rosa de Jérico poco a poco el verdor retorna, aún cuando de pronto no me reconozco en este ser que parece estar en calma.
Tantas cosas aún por mejorar, un orgullo, furia y resentimientos que enfrentar, aprender a vivir con ellos y verlos. Jamás negarlos, pero tampoco alimentarlos. Sólo amor y sabiduría es lo que siempre pido. Sólo espero que esten bien.
En esta nueva etapa me pregunto... ¿con qué me alimentará el señor del Cielo?
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