Maxim Vengerov - Meditación de Thaïs
Una vez vivi un sueño... y fui feliz. Supe la dicha de escuchar gritar mi nombre fuera de mi ventana para que saliera a su encuentro; supe igualmente lo que era el estar junto a alguien querido, el ser cobijado al dormir, consolado mientras se llora, abrazado, protegido y cuidado. Me cargo cuando no podia caminar, me ayudo con dolencias y tristezas, apoyo en batallas, en procesos, me hizo sonreir y reir tanto.... yo tuve un sueño hecho realidad.
Por diversas causas lo acontecido no fue registrado en su momento, pero ahora al recordar para intentar dejar ir, las memorias se arremolinan para en un frenesí macabro dar forma a un ente que me abraza y me recuerda lo que ya no esta.
Y te lloro al extrañarte, al senrite perdido, al recordar tu "ya no eres bienvenido" y el mortal "no me volverás a ver nunca". Y el corazón se hace chiquito y llora como un niño desconsolado, mientras mi mente lo consuela diciendo "tranquilo, todo pasará, ten fe, confía y se un Cisne" y así, lloroso y sangrante el corazón se duerme en una tristeza en la tranquilidad, en donde los latires del corazón se escuchan, el silencio te canta cosas y aún sintiendo ranquilidad y cierta paz, los ojos lloran y el espiritú y alma se estremecen al escuchar y sentir al corazón.
Te extraño tanto...
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