Me tienes tan enamorado de ti,
tanto que gritan mis poros en llamas,
ardiendo tan suavemente que es placentero,
el fuego de mi piel te busca, mi carcelero,
Toma las llaves y ven a mi celda,
abre mi corazón junto con mis labios,
susurra poesia, entona cantos,
y dime otra vez si es que me quieres.
O mejor bien mio, aprovechando el momento,
vuelve a decir mi nombre a mi oido,
me encanta tu voz cuando lo pronuncias,
el barro informe de esa palabra, cobra la vida cuando la mencionas,
un loto blanco brota en mi boca,
y busco tu lengua donde bebo tu almibar,
¡dulce saliva cargada de azucar!...
Mi piel se estremece al sentirte cerca,
exhuda la miel del deseo que por mi corre,
que por tu causa, bien sabes, en mi es primavera
y seguramente miles de avejas, vinierón calladas, y una a una...
tomo mi polen, lo volvierón oro, y ahora te lo muestro en mi piel que te busca.
Estoy locamente enamorado,
tanto que ya escribo sin mirar la rima,
sin contar el verso, sin hacer esgrima
de tantas maneras, a veces arcaicas,
de un mundo lejano que tanto me amara,
casi tanto como yo por tí lo hago.
Mi dulce carnero, mi suave lucero
candor de mis días, mi cálido fuego
ven dame un beso...
ven, abrázame,
tómame con tus brazos..
...y permíteme amarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario