¿Cómo me amarías a mí? ¿Cómo permitir que tú persona se acerque a la inmundicia de mi pasado y pueda dejarte aquí en lugar de alejarte y ponerte a salvo? Simplemente como sería posible que alguien como tú pusiera sus ojos en alguien que si bien ahora puede ostentar cierta blancura se retorció en el lodo y fango de la vida.
No me toques, no me beses, ¿no ves acaso el fango de donde surgió el loto? ¿Estás dispuesto a tomar la blancura de mi alma sabiendo que salió del lodo, que se arrepiente, que no puede cambiarlo, que cambiara con ese estigma de por vida y teme a cada instante lastimar, hacer daño y se bloquea y no se permite amar?
No me ames, no me quieras, no me buscas… no importa cuánto quieras, no importa cuanto lo quiera yo o necesite, no hagas nada, solo retírate. Me será más fácil decirme que simplemente no se dieron las cosas como hubiera querido a tener que decirme la verdad de que fui un idiota, de que no quieres estar conmigo por mi estado, de que no puedo estar contigo porque tengo terror de hacerte daño.
El cisne rojo baila y recuerda cuando era blanco, recuerda cuando fue negro… y solo puede cantar y llorar.
¿Cómo decirle a mi alma que no pasa nada, que sigue siendo como era? La realidad ahora es que tengo un alma y corazón remendados, parchados y vueltos a construir… El brillo de las facetas oculta los cortes, las grietas, los golpes, lucho porque sea más el brillo que el recuerdo, pero al tocar a alguien vuelvo a sentirme tan inmundo, ¿cómo amarías a un pecador arrepentido cuando su pecado sigue hediendo en su conciencia y en su historial, estás dispuesto a darme la absolución e indulgencia a mis actos?
Necesito a alguien conmigo, pero me da tanto miedo, tanto pánico, no quiero el rechazo de nuevo, no quiero las miradas lastimeras, los no pasa nada, los “te quiero igual” que no corresponden con los actos, no me recuerden la herida sangrante que cargo diario, la que recuerdo cada que tomo medicinas, la que me recrimina descuidos, la que me grita a la cara, la que me escupe que por estúpido cargo ahora esta cruz, arrastrándome sobre las espinas que me causa y que debo avanzar.
El cisne rojo tiene como enfrentarse, camina, vuela, crece y mejora, pero no deja de preguntarse cómo hacer para ganarse la indulgencia de tus ojos.
¿Extrañarías acariciar mi piel que tiene las huellas de cientos de amantes? ¿Besarías los labios que probaron tantas bocas? ¿Compartirías tu cuerpo con el mío que ya fue profanado tantas veces? ¿Cómo amar y ver la pureza que sé que aún existe dentro cuando mi pasado hace palidecer al de las meretrices de Roma?
Necesito un “si”, pero me da miedo buscarlo, pedirlo, acusar esa necesidad, tengo tanto miedo de que al conocerme no veas el loto y solo puedas voltear a ver el fango del cual surgió, ese que nunca lo abandonara, ese que me grita que no trate de amar porque nadie amara mi fealdad, que no intente nada para no tener culpa después, ese que me dice que me quede quieto e inmóvil, así no hay nada que temer porque no se le huye a lo que murió ya. Ese lodo espeso que encierra mis pecados, mis culpas, que tiene pedazos de mi corazón y alma que fueron arrancados y ahora putrefactos me ven desde el suelo, no importa la blancura ni brillo de ahora, sus gritos me recuerdan lo maldito que he sido a la vista de los cielos, ¿Serias capaz de amarme así?
Deja de pedir compañía alma mía, vive sola… Cada desliz, cada descuido te dan en la cara como un puñetazo mostrándote que no es solo un descuido, sino una razón para que te lancen un anatema, para que te odien, para que te dejen solo, para que como paso alguna vez ya ni siquiera te tiendan la mano.
Y la sangre pútrida de mis pecados clama desde el cielo, me jala, me grita que no se puede ser feliz, ya no hay redención, que no espere un Mesías que se acerque hasta este leproso y le diga que es bienaventurado y perdonado porque ha amado mucho. He amado mucho, pero hasta mi amor lo siento contaminado por esa sangre negra que me grita y me jala al suelo.
Y el cisne lucha por levantarse, por volver a volar, por alejarse del lodo, lo logra, pero llorando sigue escuchando sus gritos, ¿puede tu voz callar el grito de ellos? ¿Tienen tus labios las palabras que exorcicen su presencia?
¿Estás dispuesto a lanzarte al infierno para rescatar mi alma?
¿Saltarías al fuego solo por mí?
¿Amarías mi alma y cuerpo arrepentidos? ¿Creerías en la ternura de mis actos sabiendo la lascivia y desorden que alguna vez los motivaron?
¿Saltarías al infierno por mí para rescatar mi alma?
Mi cabeza explota, me escupe en la cara, me recrimina diciendome "quien te querra así" "quien querra a alguien que es un foco de infección moral y de salud, con el pasado que tienes, con lo miserable que puedes ser.
Tengo tantas ganas de llorar, y no consigo hacer que esas voces se callen, no les quiero creer, pero me aprisionan contra la pared y me vuelven a gritar el "quien te va a querer asi".
Y el cisne comienza a cantar aunque eso lo mate, para con su voz refugiar mis oidos de los insultos. Y se escapa de sus garras y sangrante pero vivo avanza..
¿Saltarías al infierno por rescatar mi alma?
No hay comentarios:
Publicar un comentario