Te abriré mi pecho y mostraré lo que hierve dentro, te mostraré mi cabeza y podras observar mis pensamientos, déjame mostrarte porque el Cisne de mi corazón siempre esta cantando.
Oh dulce amado mío, no me ocultes tu rostro;
pueda yo morir mirando tus ojos,
pueda ya morir, postrado en hinojos
y verte a la cara y decir "te amo"
Pueda ya mi mano estrechar la tuya,
puedan ya mis labios probar ya tu carne
pueda que mi amor, en ti ya se encarne
y te haga inmortal en besos y versos.
Puedan ya mis pasos hacerse parejos,
caminar contigo, triunfante y dichoso
puedda ya yo amarte, feliz y gustoso
decirte a diario lo mucho que te amo.
Quiera ya el hado, de tí ya mostrarme,
el rostro, los rasgos, amante semblante
que al verte me pierda, dichoso en tus brazos,
no existan fronteras, tampoco ya lazos,
y solo me abraces como si no amaneciera.
Quiera yo quererte, menos te quisiera
para no sentirte, tan lejos, tan inefable
que te vuelves aire tan sólo te abrazo.
me muera yo ahora, al no haber contacto
sabiendo te quise
queriéndote tanto.
No pensé hubiera pasado tanto tiempo desde la última vez que me senté a escribir, quise me cansé de las circunstancías, o más bien, es que queria estar de nuevo omo antes, a media luz, caida la noche, sintiendo que hierve el corazón. Queriendo arder, explotar, agotarme y descansar.
Pero me levanta el deber, el querer avanzar, el no perder la fe en que, algún día, ese cualquier cosa apareciera. Hay tanto que decir, mi corazón, mi mente, mi cuerpo, el espiritú, cada parte de mi parecera de pronto estar en una tregua entre todas para evitar el colapso, tan es así que he preferido dormir y evadir que hacer más cosas, sólo quería descansar.
No sabría ni definir el estado en el que me encuentro, tranquilo, pero sin paz a la vez, relajado y presionado, trabajando y sin hacer nada, creciendo sin mover un dedo. Aunque, supongo, lo que me mantiene en paz, es que ya no trato de controlar ese oceano y sus multiples maras, sino que las dejo etrelazarse, reubicarse, sofocarse, animarse, y en ese caos encuentro la calma aceptando solo dejar ir.
Extraño tantas cosas y a la vez no se porque, me siento mas leno, fuerte y confiado, pero a la vez olvidado y herido, como esa diosa abandonada, olvidada, de la que sus ultimas aras ya desmorono el olvido, donde fue cortejada, amada, deseada y solicitada, y ahora un mausoleo es lo que fue su altar.
Pero en diosa arrepentida se levanta y ve aun su majestad, ya no esa arrogante sino aquella que se sabe rosa primaveral porque sobrevivio al invierno, de aquella roca lisa que ha resistido al mar, de aqueste corazón que aunque lastimado y taciturno, se siente tranquilo esperando sin esperar.
Daria para una larga conversación, pero, prefiero nuevamente tratar de dormir; pero no quise dejar pasar mpás sin escribir al menos un parrafo.